jueves, 27 de agosto de 2009

Jardín de cemento de Ian McEwan


Es el primer libro que me leo de Ian McEwan, tenía ganas de conocerle un poco, tiene tantos publicados...
Un extraño libro cargado de soterrado dramatismo en el que los cuatro protagonistas Julie, Jack, Sue y Tom, hermanos, comienzan a vivir solos en su casa tras la muerte primero de su padre y posteriormente de su madre. Como no quieren separarse, y como ha sido la última en morir, la entierran en el sótano en un baúl lleno de cemento. Durante toda la narración subyace una tensión sexual entre los dos hermanos mayores Julie y Jack que al final del libro Derek (novio de julie) los descubre, éste es el único espectador que desde fuera se va percatando de que algo extraño ocurre en esa casa hasta que da con ello. El jardín sin ley llega a su fin. Como digo, extraño.
No es un libro policíaco, ni siquiera de suspense pero McEwan nos mantiene en vilo perfilando la personalidad de los protagonistas de un modo inteligente y perfecto. A priori la historia parece un tanto inverosímil, pero es tan real como la vida misma.





lunes, 17 de agosto de 2009

Obabakoak de Bernardo Atxaga

Esta novela me recuerda a mi amigo Iban, de Donosti, al que hace siglos que no veo. Fue él la primera persona que, a nuestros dieciocho años, me dijo: «Te la tienes que leer, es una auténtica pasada», aunque no recuerdo con claridad si ésas fueron las palabras exactas. No quería comenzar estás líneas sin evocarlo con una sonrisa y el recuerdo cariñoso de quien escribe después de tantos años fuera de casa.

También he de decir que no es ésta la edición que me estoy leyendo, sino una de bolsillo, pero la que os propongo tiene su razón de ser. Este juego de la oca que figura en cubierta es muy importante para el autor: «...tanto el tablero como las reglas muestran que la vida es, fundamentalmente, un viaje lleno de dificultades donde, a partes iguales, intervienen el azar y nuestra voluntad; un viaje en el que, no obstante esas dificultades, y siempre que los dados --los hados--nos sean un poco favorables, es posible avanzar y llegar con bien hasta ese estanque final donde nos espera la Gran Oca Madre». El símil le sirve a Atxaga para hablarnos de lo duro que fue escribir en euskara en los años sesenta, habla de la falta de antecedentes literarios, por eso agradece a Aresti y a Mitxelena la unificación del idioma. «Yo miro al tablero, veo la viñeta cincuenta y dos --la de la cárcel--, veo la viñeta cincuenta y ocho --la de la calavera--, veo, justo en la viñeta sesenta y dos, la anterior al estanque de la Gran Oca Madre, a un hombre siniestro vestido de verde y con sombrero de copa... y no las tengo todas conmigo. Pero seguiremos intentándolo, seguiremos escribiendo. El tablero está ahí para que juguemos.»

Hoy, 18 de agosto de 2009 yo te digo Bernardo: «Eskarrikasko bihotzez. Ese hombre siniestro ya murió y afortunadamente gracias a escritores como tú hoy se publican tantos y tantos libros en Euskal Herria en euskara batua que nos hacen tan felices a los euskaldunes y a todos los que, sin serlo, también lo intentan y lo consiguen».


Obabakoak, 26 historias exquisitas, mágicas, mientras las lees vives como dentro de una ensoñación, ves la realidad dentro de una nube de posibilidades, amas cada personaje y su circunstancia y aprendes siempre cosas nuevas y rememoras ese modo tan peculiar de explicar las cosas que entronca con otros autores que a lo largo de los años se han convertido en mis predilectos porque entre ellos encuentro tantas similitudes...

Una recomendación ésta que os hago desde ese lugar del alma en el que se sabe que todo cuento es un cuento...

Para conocer a Atxaga: http://www.atxaga.org/bernardo-atxaga/biografia-de-bernardo-atxaga